miércoles, 15 de febrero de 2012

Tripaliare.

El lugar en el que trabajo es el universo paralelo. Con la que está cayendo en este país y allí parece que no pasa nada y todo es felicidad, glamour y armonía. Un auténtico gheto pseudo lujoso.


Para empezar, el decorado es de lo más "in": edificios acristalados e inteligentes, donde te asas en invierno (o no, según te toque) y necesitas calcetines para acompañar las sandalias en verano; todo ello dentro de un recinto privado, vigilado e inmaculado. Y esto último lo digo, porque he visto como limpian hasta las juntas de las losetas del suelo y las señales de tráfico ¡¡impresionante!!. Los arbustos que completan la decoración están perfectamente recortados y podados (los de mi jardín, afortunados ellos, crecen tan "asilvestrados" como mis hijos).


Pero lo que más curiosidad me despierta es la gente que trabaja allí. Hay de todo claro, pero me maravillan las de impecable modelito, cual "clackers" de "El Diablo se viste de Prada".




Alguna se dejará los brackets invisibles delante de mis narices, cruzando por los adoquines de las calles. Espero ansiosa ese momento, de verdad. Y ellos, en creciente número, de traje y corbata. Elegancia y distinción masculina.


Si te paras a observar con un poco más de calma, vas viendo la otra cara y como en toda aldea (y esto no deja de ser eso, lo aseguro), hay de todo. Hay gente maja, muy maja y muy normal, cuyo afán es hacer su trabajo lo mejor posible y tratar que no les manden al paro. Pero también hay envidias, conjuras y traiciones, como en las mejores películas. Y con el tiempo te enteras de romances, triángulos amorosos, peleas más o menos disimuladas, grandes amistades y buen rollo.


Dentro del micro-cosmos que es mi edificio es donde más oportunidades tengo de observar. Mi primer objeto de estudio fueron ellas. Las hay de poderosos pasos que hacen temblar hasta el suelo y eso que la moqueta amortigua un poco el sonido. Las hay silenciosas y discretas, de las que les gusta pasar desapercibidas y a las que no sabes si están o no de vacaciones, porque parecen invisibles.


Las hay escandalosas, muy escandalosas. Y las hay que si te pueden ayudar, te ayudan aunque eso retrase su trabajo. Y las hay que se visten con traje y chaqueta, para que en las reuniones donde los hombres son mayoritarios, se las presuponga un estilo masculino de trabajo.


Y luego están ellos, que son más básicos y entre informe e informe se ponen a charlar de fútbol o de la última peli que han visto. Y no suelen estar compitiendo a ver quién acaba de estrenar ropa de marca.


Cuanto más grande es el cosmos por el que te mueves, mayor es la variedad, pero a todos nos une un denominador común, somos personas, con nuestros miedos, alegrías, fallos, aspiraciones, alergias alimentarias, falta de sueño, inseguridades y pequeñas grandezas. Pero visto desde fuera, no debemos aparentar esas debilidades propias de la naturaleza humana.

4 comentarios:

  1. Ufff, cuando leo estas cosas agradezco nuestros pijamas azules con broches de Pocoyó y Bob Esponja...Un besito.

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    1. Te aseguro que yo me cambiaría por ti ahora mismo: trabajar con niños, con otro ritmo de vida, con otra forma de entender las relaciones entre las personas..., sin dudarlo.

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  2. creo que si entrara dentro de tu edificio, me volvería loco... y para eso te pongo una canción que viene muy bien al caso, y que forma parte de la banda sonora de "el diablo viste de prada"
    http://www.goear.com/listen/43e32d9/crazy-alanis-morissette
    como dice Raquel, yo prefiero mi uniforme de la guarde, y ser sencillo, que las envidias son muy malas. pero somos personas, aunque muchas veces parecemos animales y otras parecemos invisibles.
    un beso

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    1. Buenísima la banda sonora, si señor. Y si, me constan que más de uno para soportar esa locura recurre a ansiolíticos varios, que por allí circulan con demasiada alegría para mi gusto. Lo dicho es el universo paralelo.

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