miércoles, 10 de septiembre de 2014

Gatita "mía".

Vienes al caer la tarde. Estás esperando a que salga de casa. Observando.

Te acercas con andares y ojos zalameros. Me miras con carita de pena y yo me rindo. Claudico. Como muchas veces hago.

Si, te doy tu ración de atención y de leche. Y lo que se tercie.



Y tu mueves contenta tu cola. Me he dado cuenta que eres una gatita y que llevas vida en tu interior, porque cada día están más redondas tus caderas y tus movimientos son más lentos y planeados.

Te gusta pasearte entre mis piernas mientras ceno. Me rozas despacito para que te acaricie el lomo, a contrapelo, un poco.

Luego te vas y te tumbas frente a mi. Te observo y haces que mis labios sonrían.

No tienes nombre, o si lo tienes, no te lo he puesto yo.


Te estiras, te acicalas, te lames las patas. Y cuando consideras que ya no necesitas más de mi ni de mis circunstancias, por hoy, te alejas despacio, con tu andar cadencioso que me embelesa. Y te vas, una vez más.

Te miro entre complacida y triste, por haberte tenido a mi lado, aunque sólo sea un rato; porque una vez más te alejas y no puedo disfrutar de ti siempre que quiero.

No quiero encariñarme contigo, por si vuelves a desaparecer de mi escenario.

Pero me gusta que cada atardecer, cuando empieza a caer la noche, vuelvas.

Yo también te espero. Yo también disfruto de tu presencia, aunque sea distante, aunque a veces seas esquiva y no me dejes tocarte, sólo cuando tú quieres.

Si. Yo también.

3 comentarios:

  1. Nooooo, leche noooo. Les sienta fatal y más si está preñada... Y nuestras gatas son así... Sólo cuando ellas quieren... pero en casa...

    ResponderEliminar
  2. Todos los gatos que son de tres colores, como esta gatita, son hembras. Si un poco de pienso de gatos que les encanta

    ResponderEliminar