jueves, 9 de marzo de 2017

Nunca esto es lo que parece.

Desde lejos parece que el sol te baña y te da esa singularidad que te hace único entre los que te rodean.

Pero si me acerco a ti lo suficiente puedo ver que eres en realidad algo diferente entre tanta normalidad.

No es que brilles, pero destacas.

Eres sencillo, eres bello.

Tienes algo que atrae. Y mi curiosidad de fémina felina hace que me aproxime a ti, entre extrañada e incrédula, que te mire, que te observe, que me prende de tu desnudez.

Quiero tocarte, pero un muro nos separa. Quiero rozarte con mis dedos, para ver si eres del todo real. Pero mis manos quedan lejanas de ti. Una verja me lo impide.

Y sólo puedo admirarte perpleja.

Las apariencias engañan, dicen por ahí.

Me he prendando de ti y quiero conservarte en mi retina. Momento único para el recuerdo.

Te guardo en mi archivador de imágenes especiales. Hasta que la memoria nos separe.

Mientras tanto, mientras no cambies, mientras siga pudiendo verte al menos un momento cada día, mientras no te envuelva el disfraz que te cubre la mayor parte del tiempo, me acerco y me recreo en tu color.

Hasta que deje de poder verte así y te vea de otra forma. 


O ya ni siquiera te vea.

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