domingo, 22 de abril de 2018

Ha tocado a clamor en Pesquera

Esa tarde de lunes de abril, siguiendo a pie tu último viaje, mi incultura de urbanita que cree que todo lo sabe sobre la vida, aprendió otra lección más.

Gente que te conoció y te apreciaban, me contaron que habían mandado tocar a Clamor por tu partida, en tu pueblo de origen. Lo había oído muchas veces, pero desconocía que tuviera ese nombre.

También tañeron las campanas en el pueblo que te acogió durante tantos años.


                 


Y las puertas de donde tantas veces subiste a orar, se abrieron para ti.

                     

Dentro estábamos los que te éramos próximos. Todos los que podían aún andar, subieron a acompañarte. Hasta los que fueron tus "enemigos", los que jugaban las partidas de cartas en el único bar tarde tras tarde y tu familia.

Sentada en el primer banco, mi ojos iban de tu féretro cubierto de flores a la luz que entraba por la puerta, abierta de par en par sobre los campos verdes a rabiar bajo el sol de primavera.


La belleza de la tierra renaciendo tras el invierno acoge lo que la vida dejó de tu cuerpo. Entre viñedos y pinares está lo que la Parca llevaba mucho tiempo esperando a descomponer.

Ahora entiendo porqué amabas tanto esta tierra. 

Resististe como lo hacen los hombres duros de Castilla. En silencio, pero sin dejar de luchar por mantenerte.

Te fuiste muy despacito.

En esta tierra de vinos se cría algo mucho más valioso: hombres buenos. Como lo fuiste tú.